Mapa de Abraham Ortelius, Ámsterdam 1597: en la esquina superior derecha dice Hyper Borei y muestra un continente que ocupa toda el área polar |
De los hiperbóreos se decía que eran inmortales, además de ser descritos como Dioses. El dios Apolo conducía cada diecinueve años su carro hacia esta región para rejuvenecer.
Autores modernos adscritos al esoterismo nazi, relacionada con el Tercer Reich de Adolf Hitler, posteriormente postularon una teoría en la que a Hiperbórea la consideraron un posible origen de la "raza aria". La sociedad Ahnenerbe se habría dedicado a estudiar este tema y otros relacionados como las ciudades subterráneas.
La Isla Hiperbórea en la Tradición Griega
Hesíodo narra que después de la edad de los Gigantes nacidos de los fresnos, edad "violenta y terrible", apareció en la tierra una generación de hombres-héroes, "estirpe celeste", que vivió inmediatamente antes de la Humanidad actual. La edad de los héroes -intermedio luminoso anterior al advenimiento de la quinta estirpe, la de la edad de hierro- se cerró con la guerra de Troya (históricamente ocurrida en el siglo IX a.C.). El padre Zeus permitió a estos héroes que vivieran en los confines del mundo, en las Islas de los Bienaventurados cuyo rey es Cronos. Y ellos viven "con el corazón sin afanes, héroes felices a los cuales tres veces al año la tierra fecunda ofrece frutos florecientes, dulces de miel".
En el mito narrado por Hesíodo los héroes, después de la muerte, vuelven a un estado que tiene todas las características de la Edad de Oro: soberanía de Cronos, rey de la Edad de Oro; isla remota y sin aflicciones; tierra que produce espontáneamente para dicha de los hombres. Es elemento común tanto para la tradición celta como para la griega, y más tarde para la griálica, que el camino hacia la Isla de los Bienaventurados, o Avalón, esté reservado exclusivamente para quien posea la calificación interior indispensable para acometer la empresa: el heroismo entendido como voluntad de sacrificio.
Contaban los poetas que Tetis había raptado de la hoguera fúnebre el cuerpo de su hijo Aquiles para transportarlo a Leuca (Leuké), la "Isla Blanca" (de leukós, blanco) .
Diodoro de Sicilia habla de la Isla Blanca (Leuké) y la identifica con la mítica tierra de Apolo y de los Hiperbóreos -hombres de la Edad de Oro y héroes que han reconquistado el Centro primordial- situada, afirma el escritor, en el Océano enfrente de la patria de los Celtas. Leuké es afín, por significado, al sánscrito çveta dvipa, "Blanca Isla" o "Resplandeciente", sede del dios Vishnu, cuyo signo era la esvástica.
Los Iranios llaman a la sede hiperbórea "semilla originaria de la estirpe aria" (airyanem vaêjô).Strabone especifica que esta Isla se hallaba a seis días por mar de la Britania, en las proximidades del "mar congelado", que ha de identificarse sin duda con el Mare Cronide en el cual, según Plutarco y Plinio, yace dormido Cronos .
La "Isla Blanca" también era conocida con el nombre de Thulé. Hecateo de Abdera (siglo III a.C.) asevera que los Hiperbóreos habitaron la Isla de la Gran Bretaña. Su narración concuerda, en esencia, con las sagas celtas de los Tuatha dé Danann.
Contaban los fieles de Orfeo que Zeus, que destronó a Cronos, soberano de la primera edad del mundo, encadenó al viejo dios, que era su padre, cuando éste estaba ebrio de hidromiel, y lo condujo a los extremos confines de la tierra donde el viento dulce del Océano sopla sobre la torre en la cual vive.
La Isla Blanca había sido la patria de la madre de Apolo, Latona. Apolo, nacido en Delos, había pasado larga temporada en el país de los Hiperbóreos y allí volvía cada diecinueve años. "Zeus lo envió a Delfos y a las corrientes de la Fuente Castalia, para que desde ahí profetizara a los Griegos (...) Pero Apolo, montado en su carroza, hizo que los cisnes volasen hacia los Hiperbóreos. Los de Delfos (...) invocaron al dios para que volviera del país de los Hiperbóreos. Él, por su parte, después de un año entero de pronunciar oráculos a los habitantes de aquella tierra, cuando creyó oportuno que también los de Delfos tocasen sus trípodes, dio orden a los cisnes de regresar de [el país de] los hiperbóreos.... Era por entonces (...) mediados de verano, cuando según Alceo Apolo se apartó de los Hiperbóreos." . Horacio invoca al dios de la Edad de Oro
Apolo a que venga del país hiperbóreo. Análoga invocación eleva Virgilio en la cuarta égloga.
No será inútil detenerse en el significado de dos de los nombres del ciclo mítico del nacimiento de Apolo: Latona, nombre de su madre, y Delos, nombre de la isla en la que nació el dios. El nombre de la diosa en griego tiene dos alternancias vocálicas:
Letó/Lató y deriva de la raíz leth-/lath- de donde procede el verbo lantháno que expresa el "estar escondido", el estar oculto. Dêlos, en cambio, se enlaza con el adjetivo dêlos, "visible" y con el verbo delóo, "hago ver". Latona, entonces, corresponde simbólicamente a la oscuridad, a la noche preñada de Sol, a la sapiencia primordial escondida: Latona viene de la Tierra de los Hiperbóreos. Literalmente su nombre significa "la oculta", la no-manifiesta.
Delos es, por tanto, el lugar de la manifestación de Apolo-Sol y es también el lugar donde se revela en el logos apolíneo la sabiduría hiperbórea que primero estaba oculta (Latona). Delos, lugar de tal manifestación y a la luz de estas etimologías, cobra el significado de un centro espiritual derivado del Centro Primordial, o Isla Blanca, o Tierra Hiperbórea en un momento determinado del ciclo cósmico y de la historia de los hombres.
Y si "Delos", como la "Isla Blanca", etc., es no sólo una región mítica, sino también alegoría de un estado de conciencia que corresponde al ingreso en un estado del ser, los mitos del ciclo apolíneo ponen en evidencia los requisitos interiores a fin de que tal estado de conciencia -la Isla Blanca- pueda alcanzarse: la superación de la tiranía de los sentidos y el "descondicionamiento" de las pasiones ligadas a la "tierra"; la victoria sobre la hýbris expresada en el mito por los Centauros y por los Gigantes contra los que Apolo lucha. Según los relatos más antiguos, el principal enemigo de Apolo era una dragona (drakaína) de nombre Delphyne cuyo nombre deriva de delphys, "matriz", "útero", "vulva"; otro enemigo era Ticio (Tituós), un gigante fálico que había atentado contra su madre Latona. Al mismo tiempo Delphys, tras la victoria de Apolo sobre el dragón-hembra, en la versión más antigua del mito, se convierte en el nombre del templo más ilustre del dios, cuyo significado es otra vez "útero". Pero esta vez de renacimiento.
El mito griego coincide con el celta y con las sagas griálicas en las principales virtudes que debe distinguir a quien se dispone a emprender la Búsqueda de la Isla Blanca: la castitas entendida como superación del yo y liberación de las potencias terrenas. Como Apolo, también Artemisa había residido, con el nombre de Opis, en la Tierra de los Hiperbóreos. Opis es el nombre de una de las sacerdotisas hiperbóreas , acaso de la misma Artemisa, y las mujeres de Delos -tierra natal de Apolo- le ofrecían a Opis la cabellera al momento de las bodas . Opis (Opis/Oûpis) es en Platón epíteto de Artemisa y en Herodoto, el nombre de una virgen hiperbórea .
Un hiperbóreo, Olen, había fundado, según la tradición, el templo de Apolo en Delfos.
Cuando los Gálatas se acercaron con intenciones hostiles al santuario del dios se aterrorizaron por la aparición de fantasmas hiperbóreos.
Un breve apunte merecen, por otra parte, las expediciones de los héroes al Jardín de las Hespérides en busca de las manzanas de oro, o del vellocino de oro. La sede de las Hespérides coincide, en el mito, con la posición polar. De hecho está situada al lado de Atlas, el gigante que lleva a cuestas el eje en torno al cual gira el cielo estrellado, custodiado por las constelaciones de la Osa .
Hércules se dirige al país de las Hespérides y por su condición de inmortal le es permitido el acceso. El héroe debe luchar contra un genio, o numen de las aguas (Tritón o Nereo), y debe derrotarlo para lograr que le sea revelado el recorrido. Según Apolonio de Rodas (I, 19) Hércules usa, en este viaje, la copa del Sol para atravesar indemne el Océano. De acuerdo con otras versiones del mito, el titán Prometeo aconseja a Hércules que acuda a Atlas para pedirle las manzanas de oro.
Según las indicaciones de Prometeo, el país de los Hiperbóreos está situado detrás de los montes Rifeos y el acceso está defendido por una región donde sopla invencible el viento del Norte. Al lado de los Hiperbóreos vive feliz una población, los Gabos (o Gabeos), que de la tierra reciben espontáneamente el alimento. Tal vez estos últimos han de identificarse con los héroes de los que habla Hesíodo.
Guardián del jardín es la serpiente Ladón, que vigila insomne, habiendo sido puesta por Hera para custodiar el árbol de las manzanas de oro. Según algunas versiones, Hércules mata a la serpiente. Según la pintura de un vaso hecho por Asteas de Pesto, la ninfa Calipso ofrece a la serpiente un copa llena de bebida mágica. Por otras representaciones se deduce que esta bebida es vino ytransformadas en Ménades, invadidas por el enthousiasmós divino mientras una Niké alada le lleva a Hércules una corona .
En las empresas de Jasón, el vellocino de oro aparece colgado de la boca del dragón, o, en las pinturas de vasos, colgado de las ramas de un roble custodiado por el dragón. En una versión del mito, Jasón es arrojado por el rey de la isla a las fauces del dragón y una pintura de vaso lo presenta desmayado entre las fauces del dragón, con el vellocino de oro colgado del árbol y Atenea vigilando al héroe .
Tolomeo, a propósito de Thulé, refiriéndose a un pasaje de Piteas Masaliota el Nauta, dice:
"Piteas menciona [...] que en la extremidad última de la tierra está la región de Thulé, la más septentrional de las regiones de la Britania, donde el trópico de verano coincide con el círculo ártico" .
El nombre Thulé no aparece en el germano común ni en ninguna fuente escandinava, pero se halla en fuentes inglesas: en el antiguo inglés Pyle, Pyla, Tile, luego Tile .
Según algunos autores Thulé designaría la más septentrional de las islas Shetland, la actual Unst. Sea como fuere Thulé representaba para los antiguos el límite extremo del mundo de los hombres, más allá del cual se extendía el Otro Mundo. Las formas griegas (Thoúle) y latinas (Thule) del nombre deben haberse formado sobre el bretón.
En irlandés tola o tolae es un nombre verbal de *to-uss-lin o *to-fo-lin: "inundación",pero también "abundancia" y "ejércitos" .
La raíz originaria indoeuropea es *TEL-. De ella deriva el sánscrito tula, "balanza". En Homero la isla de Ogygia, llamada "ombligo del mar", se sitúa en un lugar remoto en el vasto Océano .
Si se interpretara el nombre de la mítica isla de Ogygia según dos raíces gaélicas, og, "joven", "sagrado", y iag, "isla", tendríamos el sentido de "Isla de la Juventud" que coincidiría perfectamente con la denominación, ya mencionada, de Tìr na n' òg, "país de la juventud", que en Irlanda se da a la sede nórdico-hiperbórea de Avalón.
Plutarco (siglo I d.C.), hablando de la mítica Isla al norte del mundo, sede de Cronos, dice que el dios de la Edad de Oro recibe de aves sagradas la ambrosía de la inmortalidad -nótese cómo el simbolismo de la copa y de la bebida de inmortalidad se halla siempre unido al de la sede hiperbórea- y dice también que un mes al año el sol desaparece sólo por una hora al día mientras que el resto del tiempo el cielo brilla con una pálida luz crepuscular, característica ésta que se aviene bien con una sede ártica.
El emperador romano Constancio Cloro, al frente de sus legiones, emprendió marcha hacia la Gran Bretaña, según una tradición , con el fin de buscar la tierra sacra "más cercana al sol" y para contemplar a Cronos en la claridad apoteósica de "un día casi sin noche". De cualquier modo, el retorno del emperador al Norte tiene ante todo ela que se ven a las Hespérides sentido alegórico de un encuentro con el Centro supremo del poder primordial: la Isla Hiperbórea.
Refiriéndose al recuerdo de la sede hiperbórea, Lactancio (siglos III y IV) afirma que, tras la caída de Roma, el Príncipe que habrá de restaurar el orden universal vendrá "de los extremos confines de las regiones del Norte" .
Friedrich Nietzsche
reivindica en su obra su condición de hiperbóreo, más allá de los
límites conocidos, en contraposición al pensamiento homogéneo de la
época en cuestiones morales y filosóficas.