Al igual que las civilizaciones de la Mesopotamia
y Egipto, dependían
de su río. Como el Nilo,
el Indo se
desbordaba todos los años, inundando extensas zonas y depositando
sedimentos fértiles. Este inmenso potencial agrícola fue la base
sobre la cual se desarrolló el urbanismo en torno al río Indo.
Con las culturas prehistóricas del valle del Indo se prepara el
primer capítulo de la historia
de la India. Se trata de un largo periodo prehistórico, probado
por testimonios líticos.
Por otra parte, se pueden encontrar vestigios prehistóricos hasta el
primer
milenio a. C., es decir, hasta un tiempo en que la
península ya había entrado en la historia. En sentido estricto, las
culturas del Indo pertenecen a la prehistoria, ya que solamente han
dejado restos arqueológicos, sin documentos literarios. Pero, para
apreciar la historia india hace falta tomar en consideración estas
culturas urbanas prearias.
Las excavaciones realizadas indican que los primeros agricultores
pertenecían al VII milenio a. C.,
en una región comprendida entre las colinas de Beluchistán
y la llanura
Indo-Gangética. Esta área presenta tierras altas (especiales
para el pastoreo en verano), y ríos permanentes que desaguan en la
llanura de Kacchi.
Hacia principios del VI milenio a. C.
se construyeron casas de adobe
(ladrillos de barro) y fabricaron herramientas de hueso y pedernal
pulimentado, hachas pulidas y piedras de amolar. Ejemplares de estas
herramientas fueron encontradas en Mehrgarh.
Con las nuevas excavaciones se ha demostrado que el nombre
«culturas del Indo» es demasiado restringido; pero otro nombre como
«período de Harappa», es insuficiente para comprender estas
culturas en toda la dimensión temporal.
Las complejas sociedades de la llanura de Kacchi fueron el
preludio de la colonización final del valle del Indo. En un
principio estuvo habitada por grupos de agricultores. Luego
comenzaron a aparecer ciudades fortificadas. A esta época se la
conoce como «periodo inicial del Indo».
Esta fase formativa culmina en el «periodo desarrollado del Indo»
(2700
al 2400 a. C.),
cuando la diversidad regional primitiva fue reemplazada por la
uniformidad cultural y se creó una única provincia que abarcaba
toda la llanura del Indo.
Hacia el 2400 a. C.
se había desarrollado una compleja civilización urbana, comparable
a la de Egipto
y Mesopotamia.
Juguete para niños encontrado en Mohenjo
Daro.
Los principales cultivos alimenticios eran el trigo
y la cebada, que se
sembraban en primavera, cuando las aguas de la inundación
retrocedían y crecían con un mínimo esfuerzo.
En algunos lugares también se cultivaba arroz,
pero sólo se convirtió en una planta de cultivo fundamental cuando
los asentamientos se extendieron hasta el río
Ganges Medio y Bajo, después del 1400 a. C.
Practicaban la hilanderia y el textil de lana y algodón. Un
fragmento de algodón
tejido proveniente de Mohenjo-Daro es la prueba más antigua del uso
de los textiles de algodón en el mundo antiguo, siendo éste el
textil más importante de India
en la actualidad.
Los hombres de la civilización del Indo criaron una amplia gama
de animales domésticos, entre otros, el asno,
el buey, el ganado
con joroba de la India, el búfalo
de río, el elefante,
animales que desde entonces se han considerado como elementos típicos
del escenario rural indio. Sin embargo desconocían el caballo.
Adornaban sus cuerpos con ricos ornamentos de plata, oro, marfil y
piedras preciosas. Conocían el cobre, el estaño y el plomo.
Utilizaban el cobre para las armas, instrumentos y utensilios.
También utilizaban herramientas de bronce (incluso hachas). Para
fines domésticos hacían utensilios de barro y de una gran variedad
de formas.
Combinaban con la agricultura y la ganadería, la metalurgia y la
alfarería. Aprovechando la fuerza de los animales tanto en el
transporte como en el arado, cargaban materias primas y bienes
destinados al consumo interno y al intercambio comercial.
Vista del sitio arqueológico
donde se encontraba la aldea de Lothal.
Vista de los baños públicos
en la aldea de Lothal.
Ruinas excavadas en MohenjoDaro.
Las ciudades del Indo comercializaban no sólo productos
agrícolas, sino con metales, como el oro, plata, plomo y estaño,
joyas y piedras semipreciosas (lapislázuli
y turquesa),
herramientas, utensilios y cerámicas. Sus huellas han aparecido en
documentos sumerios
y acadios que
registraban el comercio de oro,
ébano y cornalina
con naves que algunos historiadores identificaban como procedentes de
esta región.
Durante la fase Harappa, se desarrolla el comercio entendido como
un factor importante para la ciudad, que muchos han calificado como
importante para el crecimiento del urbanismo y su mantenimiento y
otros que creen que no fue tan importante, que no influyó. Es
posible que el comercio, que otra fuente de recursos de la misma
manera que la agricultura lo era, provocará este crecimiento urbano.
Las causas por las que existiera un comercio exterior eran dos: el
buscar materiales que no se encontraban en el propio territorio y los
objetos de lujo para la élite que era quien por lo tanto, controlaba
este comercio. Las ciudades de la cultura Harappa creaba colonias de
explotación de donde extraía los materiales que necesitaba, por muy
lejos que estuvieran. Un ejemplo de ellos es Shortugai, un colonia
que se encuentra en el norte del actual Afganistán de donde sacaba
lapislázuli, cobre y estaño. Además de otras colonias en
Baluchistán. El área que participaba del comercio exterior con la
zona del valle del Indo era la de la península Arábiga (en concreto
la región de Omán, es decir la zona costera), la zona de
Mesopotamia y el actual Irán.
Hacia el tercer
milenio a. C. este comercio marítimo con el golfo,
enlazó la India con Mesopotamia, cuya ruta pudo provocar el
intercambio cultural y humano. Carl
O. Saver lo cree por la dispersión de plantas domesticadas desde
África a Arabia y en el sur de la India a la vez. Muestra del
intercambio cultural son las esculturas que son muy parecidas entre
Mesopotamia y el Valle del Indo como la representación del mono.
Las evidencias más claras de este contacto externo es el
descubrimiento de artefactos típicamente harappienses en Omán como
la cerámica o sellos de bronce. Estos productos entraron en
Mesopotamia desde mediados del 2500
hasta el 1300 a. C.,
pero se sabe que han sido fluctuaciones constantes de productos
durante toda la fase harappiense. De hecho textos mesopotámicos
hacen referencias a relaciones comerciales con un territorio que
ellos llaman Meluhha y que muchos investigadores creen que hace
referencia a la zona del valle del Indo. Además hay evidencias de
que ciudadanos harappienses se asentaron en Mesopotamia y que
acabaron por aculturizarse. Por otro lado, se sugiere que el trato
comercial entre estos territorios no fue directo sino vía el golfo o
a través de Baluchistán, y no directamente entre las ciudades de
las dos regiones. Por lo tanto, los pocos habitantes de ciudades de
Harappa que vivieran en Mesopotamia no eran representantes de estas
ciudades del valle del Indo.
La cerámica del Indo también circuló por toda esta zona del
Asia meridional: cerámica en forma de copas, vajilla común, también
algunos tiestos con inscripciones en escritura india (como la de Ras
al-Junayz). También cerámica específica de un centro productos
como la de Sorath Harappan en Guyarat, que se encuentra en gran
cantidad en Saar (actual Baréin).
Además se han encontrado jarras en varias ciudades del Indo (así
como en el golfo): Mohenjo Daro, Harappa, Balakot, Dholavira,
Miri Qalet, Nausharo y Sotkah Koh. Puede se que sirvieran para
transportar el vino hacia el golfo, porque la viticultura formaba
parte de la agricultura en auge en esta época. También se importaba
plata de Afganistán
e Irán, cobre de
Khetri
en Rayastán,
Baluchistán
y Arabia, turquesa
y jade de Asia
central e Irán.
Estatua del rey sacerdote, en
Mohenjo-daro
Tablillas de arcilla características
del valle del Indo (en el Museo Británico, de Londres)
Diez caracteres harappanos (del 2900 a. C. aprox.), descubiertos cerca de la entrada norte de la ciudad de Dholavira
Estas civilizaciones construyeron ciudades inteligentemente
pensadas y planificadas. Además de los cultivos mencionados
anteriormente, desarrollaron su propia escritura, diseñaron joyas y
moldearon figuras de terracota o en barro.
Junto con el comercio, surgió un sistema de escritura con
caracteres y signos inscritos en sellos de barro cocido o piedras
lisas que no han sido esclarecidos ni descifrados por los
especialistas.
Algunos de estos caracteres comparten una gran semejanza con
caracteres encontrados en la Isla
de Pascua.
En 1946, Sir
Mortimer
Wheeler descubrió en Harappa
cientos de estatuillas de terracota.
Estas figuras femeninas eran más estilizadas que las antiguas y
abultadas diosas de la fertilidad. En algunas de ellas se encontraron
collares e incrustaciones de metales preciosos.
Fueron también descubiertas otras artesanías, tales como
reproducciones de carretas en miniatura, tiradas por animales; figura
de animales de la región (rinocerontes, tigres, monos, elefantes y
búfalos). Estas tablillas, se cree que eran usadas como sellos, se
han hallado alrededor del año 2000 de un material terráneo como se
ha dicho, fácilmente moldeable y calentado al horno para luego
endurecerlo, quedaba después recubierto de un tipo barniz
o laca, que
representan los animales mencionados anteriormente y una cuarta parte
de los mismos, representan a un animal desaparecido con un cuerno
curvo, como se puede apreciar en la imagen.
La cantidad de artesanías encontradas, así como los variados
diseños, demuestran que esta industria era tan importante para el
comercio como la agricultura o la metalurgia.
Los sitios más grandes eran las ciudades de Harappa y
Mohenjo-Daro. Su plano consiste en un montículo elevado o ciudadela
que dominaba un área residencial más extensa. Las ciudadelas
parecen haber contenido edificios de naturaleza religiosa, ceremonial
y administrativa, pero no existen restos de ningún palacio. En
algunos lugares el trazado de la ciudad es evidente, con huellas de
una red regular de calles cruzadas. Los habitantes más pobres
moraban en viviendas de una sola habitación. Utilizaban en la
construcción ladrillos cocido de un tamaño estándar: 24 ×
14 × 7 cm.
Las casas individuales tenían baños y excusados que se vaciaban en
un receptáculo de cerámica o directamente en el desagüe de la
calles.
En el Valle del Indo aparecen las primeras civilizaciones que se
organizan rápidamente. Dos de las ciudades más importantes que
fueron descubiertas en 1922
son las ciudades de Harappa y de Mohenjo Daro.
En la ciudad de Mohenjo Daro podemos encontrar una ciudad baja
donde transcurría la mayor parte de la vida ciudadana y la
ciudadela, ubicada al oeste de la ciudad baja, planificada, donde
aparecían edificios que se referían al gobierno. No se destacaba un
elemento que se identifique como palacio, estructura de poder
unitario que podía hacer suponer que existía algún personaje que
dominaba o que controlaba, sino una serie de edificios que tenían
que ver con el control político pero que no se destacaban uno del
otro, lo que hace suponer que las estructuras de poder en las
ciudades del Valle del Indo no eran monárquicas.
De la observación podemos sacar las siguientes conclusiones:
- Había una planificación general de las ciudades,
- Hay una diferencia de importancia entre calles (calles principales y secundarias) que ordenaban las viviendas.
- Las viviendas formaban un sistema cerrado, las casas convivían hacia un patio interior. La relación con las calles era prácticamente nula, y protegía a las partes privadas del ruido de las calles.
- Tenían un sistema tecnificado para la producción de materiales constructivos (por ejemplo, ladrillos) que se hacían con lo que le brindaba su entorno.
- Contaban con una red de infraestructura: un sistema de red
cloacal y canalización para la provisión de agua.
Fue una civilización que no duró mucho tiempo. Comenzó hacia el
2400 a. C.
y terminó hacia el 1600 a. C.
La causa de su corta duración se debe a invasiones sufridas por
otras civilizaciones o por algún tipo de cataclismo que llevaron a
su desaparición.
El colapso de esta civilización pudo obedecer a cambios
climáticos, o a una variación del curso del río, alrededor del
1500 a. C.
Los signos del colapso son anteriores a las invasiones del pueblos
indoeuropeos procedentes de las estepas, que con gran facilidad
se adueñaron de la región gracias a las armas de bronce y los
carros de combate.