¿Teme el Vaticano que la Síndone de Turín descubra detalles inconvenientes sobre Jesús?
El 13 de Octubre de 1988 —cuatro días antes de celebrarse en la
capital piamontesa el controvertido congreso del Diablo— el cardenal
arzobispo de Turín, Anastasi Ballestrero, señaló —durante una
multitudinaria rueda informativa celebrada en la casa madre de los
Salesianos, y en presencia de periodistas de todo el mundo— que los
últimos análisis a que había sido sometido el lienzo indicaban que la
tela databa de un período comprendido entre los siglos XI y XIV.
La Síndone fue sometida a análisis del carbono-14 por sendos
laboratorios de las universidades de Zürich, Oxford y Tucson. Para ello
procedió a cortar un fragmento de siete centímetros por uno, que dividió
en tres partes idénticas. Estas fueron enviadas a los laboratorios
citados, junto con otras dos muestras similares, una medieval y la otra
del siglo I, introducidas en cápsulas lacradas con el sello del cardenal
Ballestrero, y marcadas con claves que solamente podían descifrar
conjuntamente este prelado y el representante del Museo Británico. Los
tres laboratorios obtuvieron idénticos resultados: la reliquia es de
indudable origen medieval y ha sido realizada entre los siglos XI y XIV,
como ya queda dicho.
ALGO NO CUADRA
Pero algo se escapa a la lógica. Algo nos hace intuir que hay gato
encerrado en esta pretendida «indubitabilidad». Pues existen análisis
anteriores a los del carbono-14, que —con idéntico rigor científico—
llegan a conclusiones absolutamente opuestas.
Antes, sin embargo, centremos en dos palabras el tema para que todos
sepan de qué estamos hablando. Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas
cuentan que, obtenido el permiso de Pilato, José de Arimatea bajó el
cuerpo de Jesús de la cruz y lo envolvió en un lienzo blanco (en griego s
u n d o n = síndone) que habia comprado. Segúnn una antigua tradición,
la Síndone de Turín (lienzo, sábana, sudario de Turín) es considerada
como el lienzo en que fuera envuelto el cuerpo de Jesús, una vez bajado
de la cruz.
Los días 7 y 8 de Octubre de 1978 asistí junto con Mercedes
Castellanos al 2º congreso internacional de la Sindonología celebrado en
Turín bajo el lema «La Síndone y la Ciencia». Representabámos a la
publicación «Mundo Desconocido»,
único medio informativo español presente en el congreso. Cada 45 años
la síndone se expone al público. Durante unas semanas verdaderas riadas
de personas pueden desfilar ante este lienzo singular, que luego se
vuelve a guardar bajo llave otros 45 años. La exposición pública de 1978
dio comienzo en la tarde del 26 de Agosto, en el preciso instante en
que en Roma la fumata blanca anunciaba la elección del asesinado Albino
Luciani. El plazo de ostensión pública finalizó el 8 de octubre. Con tal
motivo se organizó para los dos últimos días de la misma el mencionado
2º Congreso internacional de la Sindonología. En 43 días más de 3
millones de personas acudieron a Turín desde muchos rincones del mundo
para ver de cerca la tela que envolvió supuestamente el cuerpo de Jesús.
Después, período de veda para el público. No así para la ciencia, que
pidió algunos días de acceso a la reliquia para poder tomar muestras
antes de que fuera definitiva y celosamente guardada. La Iglesia accedió
de forma selectiva, que no libre. Tras la indudable inyección de moral
para los celadores de la síndone y económica para el municipio de Turín,
que supusieron estas 600 horas de visita —desde la 7 de la mañana hasta
las 22.30 de la noche durante 43 días— con invasión masiva de los 3
millones de visitantes citados, con cincuenta mil peregrinaciones
organizadas, casi seiscientos operadores de lo medios de comunicación
social —entre periodistas, fotógrafos y operadores de los equipor
radiofónicos y televisivos—, la visita de 21 cardenales y la
colaboración de un millar de voluntarios de edades comprendidas entre
los 18 y los 70 años, llegó la importante noticia de la concesión hecha a
la demanda de los científicos.
NO ES EL PRODUCTO DE UN ARTISTA
El examen realizado en aquel entonces por el Shroud of Turin Research
Projec (Proyecto de Investigación de la Síndone de Turín), y que
concluyó entre otras cosas que la imagen impresa en el lienzo
evidenciaba una absoluta estabilidad térmica, que ni siquiera había
quedado alterada por el incendio del siglo XVI; que no había en ella
huellas de la más leve pigmentación; que era tridimensional en su
intensidad según la distancia del cuerpo al lienzo; que se trataba de un
perfecto negativo fotográfico; que no había en ella direcionabilidad —o
sea los trazos de un posible pintor—, etc., afirma literalmente que «la
imagen de la Síndone es la de una verdadera figura humana de un hombre
flagelado y crucificado. No es el producto de un artista. La manchas de
sangre están compuestas de hemoglobina».
EL C-14
Durante aquellos dos días de Congreso, el C-14 ya foltaba en el
ambiente. Y aquí comienzan mis sospechas con respecto a los recientes
análisis dados a conocer en octubre de 1988 por monseñor Anastasio
Ballestrero. Pues resulta que diez años antes los responsables del
Centro Internacional de la Sindonología de Turín, con su presidente
Angelo Lovera di Maria al frente, opinaban que el examen por medio del
C-14 no se consideraba oportuno debido a tres objeciones principales que
se le oponen. A saber: 1) que no ofrece una fiabilidad absoluta, 2) que
se requiere un pedazo de tela excesivamente grande, y 3) que hay
adheridos al lienzo elementos recientes, que podrían inducir a error al
datar la fecha original de la Síndone. No me estoy sacando estos datos
de la manga ahora, para que encajen en la hipótesis planteada en el
presente libro. Están publicados en la revista «Mundo Desconocido»
nº 29, de noviembre de 1978, página 39. En la que dejé reflejada
también providencialmente la siguiente afirmación, que ahora se me
antoja absolutamente sospechosa, a la vista de los recientes exámenes.
Dejé escrito entonces: «En una charla posterior, el profesor Gove»
—investigador estadounidense especializado en el análisis a base del
C-14— «nos diría a título ya más confidencial que, ciertamente con el
C-14 no se podría establecer exactamente el año en que fur fabricado el
lienzo, por lo cual el C-14 nunca demostrará que éste es lienzo que
envolvió el cuerpo de Jesús. Pero» —dijo— «si por un casual es examen
revelara que el lienzo data, por ejemplo, del siglo XI, quedaría
definitivamente demostrado que no sería el que estuvo en contacto con
Jesús». ¿No es sospechosa esta aformación anterior en diez años a las
actuales manifestaciones que el lienzo data de una época que se sitúa
entre los siglos XI y XIV? ¿No existirá una inconfesada intecionalidad
en todo ello?
Como curiosidad, apuntaré aquí que, aplicando las leyes de la física y
del cálculo de probabilidades en un extenso estudio, ya en 1972 el
francés Paul de Gail concluye en su libro Le visage de Jésus Christ et son linceul (Éditions France-Empire, París), que existe una probabilidad entre 250 millones, de que el hombre de la Síndone no sea Jesús.
EL EXAMEN PALINOLÓGICO
Pero vayamos a datos más concretos que contradicen de plano a los
análisis que ahora pretendidamente presentan a la Síndone como no
relacionada con Jesús. Así, el profesor Max Frei, de la universidad de
Zurich —fundador del servicio científico de la policia criminal de la
misma ciudad suiza (perito de la ONU para el incidente aéreo que provocó
la muerte de su secretario general Dag Hammarskjöld), notabilísimo
experto en palinología, una ciencia que, a través del ana´lisis de los
pólenes fósiles depositados sobre el objeto a analizar, permite
establecer la edad y la permanencia en determinados lugares del citado
objeto—, presentó en 1978 en Turín los resultados de sus
investigaciones. Max Frei facilitó entonces por vez primera la lista
completa de las plantas identificadas a base de los granos de polen
detectados en la superficie de la Síndone de Turín, lista que reproduje
íntegra en las páginas 39 y 40 del citado nímero de la revista «Mundo Desconocido».
En resumen, ésta es la labor del criminólogo suizo: el análisis bajo el
microscopio óptico y microscopio electrónico del polvo separado en 1973
en doce puntos del lienzo reveló la presencia del polen en 49 especies.
Diecisiete de estas especies tienen una amplia área de difusión, sea
mediterránea o europea, que no permite conclusiones sobre el lugar
preciso de contaminación en Francia o en Italia en que la Síndone fue
expuesta al aire libre en varios lugares en los últimos cinco siglos. Ha
identificado sin embargo, además, dos grupos de especies que no existen
en absoluto en Europa: 29 plantas del cercano Oriente, trece de las
cuales crece en lugares desérticos arenosos o salados en Palestina, y un
grupo de plantas de las estepas de Anatolia. De acuerdo con la
palinología la Síndone ha estado expuesta al aire libre en el pasado en
Palestina (Jerusalén) y en Turquia (Constantinopla —hoy Istambul— y
Anatolia) además de las estaciones conocidas en Francia e Italia. Este
resultado es un argumento a favor de la identidad del Mandylion de
Edessa/Constantinopla con la Síndone hoy conservada en Turín. En base al
espectro polínico queda excluida la posibilidad de una falsificación en
la Francia medieval. Tal y como concluyera el profesor Frei en su
informe fechado el 8 de marzo de 1976, «el polen más frecuente en el
lienzo es idéntico al polen que se encuentra más regularmente en los
estratos sedimentarios del lago Genezaret, de una antigüedad de dos mil
años».
UN NEGATIVO FOTOGRÁFICO
Pero éste no es el único análisis científico que contradice la
hipótesis de una falsificación a partir del siglo XI. A finales del
siglo pasado el fotógrafo Secondo Pia tuvo la oportunidad de sacar
varias placas de la Síndone. Al revelar las dos enormes placas de 51 x
63 centímetros, Secondo Pia se llevó una notable sorpresa: la Sábana
Santa era en realidad un negativo fotográfico a tamaño natural. En la
placa fotográfica negativa de Pia se había descubierto un retrato en
positivo. Toso un autentico retrato fotográfico. ¿Como se había podido
plasmar éste en el lienzo, mucho antes de que se descubriera la técnica
fotográfica?
Tal vez expliquen este extremo los análisis realizados también hace
ya más de diez años por los científicos norteamericanos John P. Jackson,
Eric J. Jumper, Bill Mottern y Kenneth E. Stevenson, todos ellos
técnicos al servicio de la NASA y de la Academia de las Fuerzas Aéreas
de Denver (Colorado). Concluyen estos científicos que «en una exhaustiva
investigación —que ha durado tres años—, y mediante el uso de
ordenadores, se ha revelado que la imagen de la Sábana Santa es
tridimensional, en el sentido de que la información que define los
contornos espaciales del cuerpo de Jesús están codificados en los
niveles variables de intensidad de la imagen».
Expliquemos esto en palabras más sencillas: para empezar —y puesto
que el lienzo original no ha sido facilitado a los cientificos de la
NASA para su estudio directo—, los norteamericanos llevaron a cabo sus
experimentos sobre una fotografia, a tamaño natural, de la imagen de la
Sídone. Pero fur suficiente. Con ayuda del «VP-8 Image Analyser», un
aparato de alta tecnología espacial que ha sido utilizado en el análisis
y descomposición de las imagenes llegadas desde el planeta Marte a
través del preyecto «Viking», la totalidad de la imagen de dicha Síndone
fue descompuesta en millones de puntos. Y cada punto —de un micrón de
diámetro— se le asignaron tres coordenadas. Las dos primeras son las
cartesianas, que sitúan o localizan dicho punto en el conjunto de la
Síndone. La tercera corresponde al grado de intensidad luminosa de la
imagen del cuerpo en ese punto concreto. Estos puntos, así codificados,
fueron suministrados a una computadora. Y ésta se encargó, primero, de
individualizar los del tejido: trama y urdime han quedado así
recontruidas, aisladas del resto. Después, la computadora ignora tales
imágenes y se concentra sobre las correspondientes a la figura.
UNA IMAGEN TRIDIMENSIONAL
El resultado de sus análisis revelaba que la imagen reflejada en la
Síndone era el equivalente a una superficie tridimensional de un cuerpo
humano. Y algo no menos sorprendente: la imagen quedó plasmada
uniformemente en la Síndone por una especie de rediación desconocida,
que "chamuscó" de forma uniforme la totalidad del lienzo. «Esto es así»
—afirman los cientificos norteamericaqnos— «porque si el mecanismo se
hubiera producido por contacto directo, la imagen en relieve creada por
el analizador de imágenes "VP-8" aparecería aplanada en la parte
superior, en donde las zonas en contacto tendrían la misma elevación
vertical».
Si la imagen —según las experiencias de los cientificos de la NASA—
se produjo a causa de una radiación desconocida, ¿quién y cómo se
produjo esta radiación? Lo ignoramos, pero podemos concluir que no fue
obra de un falsificador del siglo XI o XIV.
Para el investigador catalán Antonio Ribera, existe la posibilidad de
que precisamente esta radiación que impregnó la Síndone, sea la causa
de que ésta haya quedado en alguna forma afectada, de modo que sea
imposible datarla con exactitud mediante el análisis del carbono-14.
Este quedaría desvirtuado por efectos de la radiación detectada en el
mismo lienzo por los americanos.
Es posible incluso que en la actualidad —y eso tal vez lo podamos
confirmar en un futuro— al Vaticano le interese expresamente que la
imagen impresa en la Síndone no sea identificable con la figura de
Jesús. Tal vez, lo que se descubriría sobre dicha figura en el caso de
ser efectivamente la de Jesús, no encaje en los intereses de los
mandatarios eclesiásticos.
Andreas FABER-KAISER, 1988.